Comparar

La mala idea de compararnos con los demás

Es una mala idea. Por donde se vea. Nunca habrá un saldo a favor. Cuando empiezo a ver los logros de los demás y empiezo a comparar los propios se cae en el complejo de inferioridad. ¿Porqué hacemos eso?

El éxito es una etiqueta engañosa. Nos puede ir muy bien, tener una racha de logros pero cuando cometemos un error parece que el mundo se quiebra en dos para tragarnos.

Muchos piensan que si tengo los abdominales de Cristiano Ronaldo, o la astucia para invertir en la bolsa como Elon Musk o ser un empresario de éxito como Tim Cook mis hijos me respetarán como padre o incluso, mi esposa me verá como un hombre.  Decía aquel gran compositor estadounidense: ¿Cuántos caminos debe caminar un hombre antes que le digan que es un hombre?

La vida no es sobre la hombría, abdominales, o dinero. Se trata de aprovechar los dones que Dios nos da. Se trata de ser astuto, de conocernos y poner en práctica nuestras habilidades.

Tuve un amigo en la secundaria que perdió su temario de matemáticas y no pudo graduarse. Sus maestros fueron crueles con él. Le dijeron: Nunca se dedique a las matemáticas o se acerque a hacer una suma. Esa crueldad fue su motivación. No porque pensara que era malo con los números, sino porque creía en sus habilidades. Era el número 1 de la clase y el día del examen sufrió una crisis de nervios y perdió. Contestó todo mal.

Se metió a estudiar matemáticas a la universidad y transcendió más allá del aula dando clases. Logró trabajar para varias corporaciones de tecnología y ahora es consultor. Le pagan muy bien y tiene tiempo para sus hijos y su esposa. Todo porque decidió no escuchar a sus profesores que le aconsejaron que no siguiera sus sueños por un mal día.

Él aprovechó sus habilidades y no se rindió. Ni siquiera nos acordamos de los nombres de los maestros que lo humillaron por una derrota. Ésa es la mejor venganza. No se rinda y dele una patada al pasado.